Iván Medina Castro
Cuento ganador del segundo Concurso Internacional de Cuento de CPEEC
… pues cuando le vi juguetear con
sus sábanas, jugar con flores y sonreír
a las puntas de sus dedos, comprendí
que no había más que un camino para él…
Shakespeare
Estoy en casa, en la estancia. Hace mucho calor. El sudor resbala por las axilas, la
boca y sobre los pechos. Voy hacia la heladera, abro la puerta y veo un pasillo.
Camino por él y al final escucho música. Hay una fiesta y en medio de la celebración
está solo el acechador nocturno en un baile. Son tres pasos, un respiro, otros tres
pasos, luego la espera. Levanto la mirada y evito delatarme, pero encuentro sus
pupilas. Me mira, le temo…
Did you hear about the midnight rambler
Everybody got to go
Did you hear about the midnight rambler
The one that shut the kitchen door
Cuchicheos en la sala de terapias me incomodan e interrumpo el relato. ¡Váyanse
a la mierda! Él no advierte. Notarás su presencia cuando experimentes el filo de su
puñal surcando tu espalda. Salí de allí sin fin determinado, el camino estaba lodoso.
Comencé la marcha y arribó la luna con pigmentos en el aire, parecido a esos
lugares comunes de seres espectrales, y de pronto él emergió del foso de la noche.
Quedé petrificada. Se acercó veloz, ciñó con fuerza mi trasero y susurró: “te meteré
este cuchillo justo debajo de la garganta”. ¡No lo hagas, no lo hagas! El ocaso se
prolongó, volví a mis ojos, alcé implorante por un momento la mirada hacia el cielo
y corrí trastrabillando hasta la casa sin saber cómo lo hice.
I´m your night prowler, break down your door
Night prowler, crawling cross your floor
I´m the night prowler, make a mess of you
Night prowler
–¿Qué pasa? ¿Qué pasa cariño?
–¿Lo vi saltar la verja del jardín suspendiendo el viento? Presta atención y
escucharás la manera peculiar de gemir. ¿Qué fue ese ruido del otro lado de
la ventana? Él quitará el mastique con los dedos aferrados.
–Tranquila, tranquila. Aquí estas a salvo.
Tras semanas apacibles logré yacer desnuda sobre la cama y apagar las luces de
la habitación. Mi novio y yo brindamos jubilosos. Fue hasta la llegada del carnaval
donde él reapareció acechando similar a un espía. Entonces mi novio se alejó
portando sus guantes de cuero y sus tenis de marca “avia” negros pues temía caer
dentro mis abismos. Me rapé y ahora vivo oculta tras unos lentes verdes. Volví con
la siquiatra y expuse que no dejo de sentir el resuello del merodeador nocturno
detrás de mi nuca mientras sujeta mi cintura y embate con movimientos
concéntricos hasta reventarme, semejante a un caramelo estrellado contra la
banqueta, y advierto el hilo cálido de la sangre recorrer las piernas.
Finished with my woman
Because she could’nt help me with my mind
People think I ´m insane
Because I am frowning all the time
Salí por la tarde a trotar, así lo recomendó la terapeuta. De súbito el miedo se
apoderó de mi persona igual a la humedad en las paredes de una casa. Me
inmovilizó. No podía respirar. ¡Ayuda! ¡Ayuda! Una mujer se acercó, me habló, no
dije nada, pero disimulé asintiendo con la cabeza. ¿Cómo es posible que no haya
podido oler la estela amarga del merodeador nocturno?
Did you ever have that feeling in your life?
That someone was watching you?
He does not have no reason, that´s right
But still, he´s there watching you
Regresé con la siquiatra y dice comprender mis sentimientos, pero considera que
nada fuera de mi mente es real. ¿Sabes? A través de mis lentes verdes puedo
observar al merodeador nocturno con su revoloteo parco, y una vez impuesta la
oscuridad en tu habitación, se deslizará debajo de la puerta llenando cada rincón y
no habrá nada por hacer.
El jurado en su veredicto argumentó su decisión, por lo impactante de su trama, el manejo de la ironía, las imágenes y la intertextualidad, además de reunir elementos con los que logra una atmosfera contenida acompañada de un lenguaje, técnica y estilo bien trabajados.